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Autorretrato, 1948.
               Alfonso Quinteiro Alonso, nació en Puenteareas, el 25 de enero de 1924. Hijo de Benjamín Quinteiro Martínez y Aurora Alonso Chao. Era el sexto hijo de los nueve que tuvo el matrimonio.

               Su padre Benjamin Quinteiro tenía una marmolería y un taller de talla en piedra y marmol. Se dedicaba a realizar obras funerarias, cruceros, panteones y lápidas. Sus obras se pueden encontrar por todo el Condado de Puenteareas. Era una persona afable y muy sociable, tanto, que a pesar de tener que atender un negocio y mantener una familia numerosa, encontro tiempo para dedicarse a la Política, llegando a ser Diputado Provincial, dejando como testimonio numerosas obras públicas en toda la comarca. En palabras del Pintor Rogelio Lorenzo, gran amigo de la Familia Quinteiro, describe a Benjamin como un hombre de gran sensibilidad humana; cuando un pobre le pedía para ingresar en el Hospital Provincial a un familiar enfermo, Quinteiro, en un taxi, que él pagaba, llevaba inmediatamente al enfermo y familiares acompañantes a Pontevedra, y no se mostraba tranquilo hasta que el enfermo quedaba hospitalizado. Y si si coincidía con la hora de comer, el Señor Diputado invitaba.

               Su madre, además de atender el hogar, regentaba un pequeño comercio de confección de ropa, y de velas de cera,  y una funeraria. Todos los hermanos poseían dotes artísticas, por lo que el ambiente familiar era muy favorable al desarrollo artístico de sus miembros. Por orden de nacimiento los hijos del matrimonio son: Gloria, Benjamín, Josefa, Estrella, Aurelia, Alfonso, Manuel, Juan y Maria del Carmen. Los cuatro hermanos trabajaban en el taller desde muy niños, haciendo réplicas de figuras funerarias, labrando letras en las lápidas de piedra o marmol, e incluso todos ellos realizaron esculturas en barro, piedra o mármol de diseño original.

Sus Padres, Hermanos, Cuñados y Sobrinos.
               De todos ellos, su hermano Benjamín, fue el que más destacó artísticamente.  Desde muy niño sus dibujos y esculturas eran de gran realismo, lo que le sirvió para ganar una beca de la Diputación Provincial, para cursar estudios de Arte  en Santiago  de  Compostela  y  más tarde en  Madrid.  Su
vida  y  su  carrera  fueron  truncadas  por la Guerra Civil, fué declarado desaparecido en combate en la batalla del Jarama. Hay varios testigos que le vieron herido en la batalla, pero al no   recuperar   el cadaver,  su madre mantuvo la esperanza devolver a verle hasta el último día de su vida. Fué una desgracia  para  su  familia   y  su pueblo,   pero nos quedo el consuelo de su obra. Su hermana mayor, Gloria dibujaba muy bien y hacia todo tipo de manualidades y como todos sus hermanos lleva el arte en la sangre, de tal modo que varios de sus hijos también se dedican a pintar y dibujar, destacando su hija mayor Dolores Caballero y su nieto Juan Zuñiga.

               Alfonso creció en el taller de su padre entre esculturas de todo tipo, y sobre todo en un ambiente familiar en el que todos sus hermanos y hermanas tenían alguna cualidad artística. Pero sobre todo estaba muy impresionado por su hermano mayor, tanto que siguió sus pasos. A los doce años copió en piedra la obra de su hermano Benjamin titulada "Ermitaño"; que hoy en día se conserva en el Museo Municipal de Ponteareas.

Su hermano Manolo modelando el busto de Cholo Sobral.

               El taller de la Marmolería Quinteiro, por las tardes se convertía en un estudio de dibujo, pintura y escultura. Asistían los tres  hermanos  y  sus  hermanas  Estrella  y  Aurelia,  y  sus inseparables amigos Rogelio Lorenzo, Carlos Rivero y Plácido Sarmiento; estos dos últimos se unian al grupo de los chicos, al terminar la hora de estudio para comenzar la hora musical, ya que Alfonso, sus hermanos y sus amigos tenían una rondalla. Él tenía un gran oido musical, tocaba a la perfección la armónica, la guitarra, la bandurria, el  laud,  el banxo  y  la  mandolina.   Estos  instrumentos  los   conservó durante toda su vida, enseñando a tocar con ellos a varios de sus hijos.
               Su hermano Juan, era el ayudante incondicional en los trabajos más pesados y su paciente modelo para las esculturas al natural del cuerpo humano, del que Alfonso llegó a ser un gran conocedor. Dibujaba sin descanso todas las partes del cuerpo humano, incluso los huesos, ya que por el negocio de sus padres, tenía acceso a las criptas y panteones.&nbspComo premio a Juan le hizo un magn&iacutefico retrato al carboncillo y su cuerpo quedo esculpido para la posteridad en figuras de tamaño natural, como la que hizo en 1940, a los 16 años de edad, para la Exposici&oacuten organizada por la Delegaci&oacuten de Educaci&oacuten y Descanso de Pontevedra, titulada "Forjando el Imperio", es la figura en granito, de un obrero con el torso desnudo empuñando una pala; escultura que a pesar de su peso y tamaño, curiosamente desapareció en la exposici&oacuten.

               Durante su adolescencia, Alfonso hizo numerosos dibujos, esculturas, y sobre todo bustos a sus amigos y a las personalidades locales. Destacan la figura de medio torso de su cuñado Indalecio Caballero, y el busto del médico Luis Salgueiro, entre otros.      
           
                    En esa época, conoce al entonces Capitán D. Luis Sánchez, hombre entusiasta del Arte, que siente una gran admiración por el joven escultor y su obra; entablan amistad, y Alfonso le hace un busto con el que le deja impresionado. El Capitán le anima a que curse estudios de Bellas Artes en Madrid y Alfonso muy ilusionado, pero carente de medios económicos para subsistir en la Capital, solicita en 1940 una beca  a  la  Diputación Provincial,  presentando en el concurso
que sirve para elegir al becado,  el busto que le había hecho a D. Luis Salgueiro. El tribunal estaba formado entre otros, por el famoso escultor Francisco Asorey, que no dudó en elegir su obra.  Pero como faltaban becas para poder renovar a los pintores, el Tribunal adjudicó la beca de escultura al pintor Laxeiro, renovando la beca a todos los pensionistas que la tenían en 1933, ya que las becas hab&iacutean sido suprimidas debido a la Guerra Civil.


Alfonso con el busto que le hizo al Capitán Luis Sanchez.     
               En 1942, la Diputación convocó una beca reservada para escultura, en esta ocasi&oacuten fue adjudicada por m&eacuterito a Alfonso Quinteiro. Con ella pudo viajar a Madrid y presentarse a los exámenes de ingreso. Quién aprobó en primera  convocatoria  e ingresó  en  la  Escuela  Superior  de Bellas Artes de San Fernando, entonces situada en la Calle Alcalá, muy cerca de la Puerta del Sol en Madrid.  Con ello se convertía en el primer pensionado que iba a estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes, ingresando en 1943 y el primer nuevo becario desde 1933. Pero la beca, era sólo para el ingreso, y en caso de superarlo era prorrogable por tres años más, siempre y cuando se superasen los cursos.  Alfonso, no s&oacutelo los superó, sino que obtuvo Diploma de Mérito el primer año, Sobresaliente el segundo curso y Matricula de Honor en el tercer curso.

               Aunque siempre estudió becado, el proceso burocrático de concesión de las becas, era largo y siempre con dificultades, por lo que desde que decidió ir a estudiar a Madrid, para no perjudicar económicamente a su nummerosa familia, montó un pequeño negocio de bazar y papelería con su sobrina Gloria. A la vez junto con sus hermanos y cuñados habían fundado la primera empresa dedicada al corte de la piedra en Galicia, denominada "Granitos de Galicia, S.L.". En sus comienzos era una empresa familiar y casi artesanal, más tarde se convertirá en Sociedad Anónima, al entrar como socio capitalista D. Feliciano Barrera, que la dotó de medios económicos que permitieron su modernización, pero los hermanos  Quinteiro abandonaron la empresa,  para montar sus propios negocios.

               Mientras tanto, Alfonso seguía triunfando en sus estudios de Bellas Artes y, ganaba nuevas y valiosas amistades. Allí conoció al que sería uno de sus mejores amigos durante toda su vida, D. José Regal Vazquez, prestigioso médico, que más tarde sería Alcalde de Chantada, Consejero del Gobierno Gallego y Diputado en Cortes, a su primo el escultor Eduardo Rodríguez Osorio, y a sus entrañables compañeros y amigos, los escultores Eduardo Capa, y Jesús Valverde. Coincide en la Capital, con sus grandes amigos de la niñez: el pintor Rogelio Lorenzo, que también había sido becado, Plácido Sarmiento, por traslado de su familia a Madrid, y Carlos Rivero que ejercía su carrera de periodismo en Radio Nacional de España. Más tarde se incorporarían al grupo de artístas gallegos, los escultores Xoan Piñeiro y Alfonso Villar y los pintores Javier Pousa y Ernesto Goday.

               Los profesores de la Academia que más influyeron en su carrera artística fueron: José Ortells, Fernando Labrada y Enrique Pérez Comendador. Precisamente este último, se fijó en las inmejorables notas de su alumno, en su calidad artística y su gran dedicación a los estudios, por lo que decidió invitarle a trabajar como ayudante en su estudio, invitación que Alfonso consideró un gran honor, y acepto con gran  agrado  pese  a  suponerle  una  carga  de trabajo,  y que apenas disponía de tiempo libre. Pérez Comendador sentía una gran admiración por su pupilo, por lo que le permitió realizar varias obras en su estudio, y colaboró conjuntamente en la culminación de otras, como la estatua ecuestre del Caudillo en Zaragoza, de la que el caballo es por completo obra del joven escultor, un busto de medio torso del Generalísimo, obra que otro escultor le quiso comprar, pero que Alfonso se nego a vender, dejándola en el estudio de su protector y hoy en paradero desconocido, y una réplica del Torso de Belbedere que hoy se conserva en el Museo de Bellas Artes de San Fernando.

               Tras los grandes éxitos de los tres primeros años de la
carrera, intenta obtener beca para los dos años restantes, para ello, en 1946 presenta a concurso los bocetos de "El Verano" y "El Invierno", que la Real Academia de Bellas Artes de   San  Fernando   los  considera  merecedores  de  la  beca "Carmen del Rio", y el premio "Madrigal". La Diputación Provincial, ante los éxitos del becado, le concede una prórroga por dos años más. Culminando sus estudios en 1947 con Premio Extraordinario de Fin de Carrera.

Boceto del Invierno.
               En esta época el Servicio Militar era obligatorio y, Alfonso lo cumplió durante varios veranos, como era lo normal en Las Milicias Universitarias. Realizó el Campamento en el Cuartel del Ejercito de Tierra que había en la Granja de Segovia. Para él fué la mejor época de su vida, ya que conoció a buenos amigos y le permitieron realizar numerosas esculturas y bustos de los Mandos Militares. Le gustaba el orden y la disciplina del Ejército, y llego a sentir cierta vocación militar, pero su vocación artística era mucho mayor. Se licenció como Oficial del Ejército con el empleo de Alférez. Sentía tanta admiración por la Institución Militar, que usó su uniforme de gala como traje en la ceremonia de su boda.

                Terminada la Carrera, y el Servicio Militar, Alfonso opta por presentarse a una vacante de profesor de escultura en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, cuenta con el apoyo de varios de sus profesores, sobre todo de Comendador, además durante el último año Alfonso como auxiliar de éste se había encargado de impartir el sólo esas clases. Pero al tratarse de unas oposiciones restringidas en las que se puntuaba el mérito, la calidad artística, pero sobre todo los años de docencia como auxiliar en la propia Escuela, la plaza la obtuvo otro aspirante que llevaba más de quince años trabajando de profesor de pintura en la Escuela, pese a obtener peores notas que el joven profesor. A Alfonso no le sirvió de consuelo ser el opositor número uno en notas académicas y en las pruebas de dibujo, escultura y pintura, ya que no consiguió la plaza de profesor de escultura y, tendría que esperar varios años para que se convocase una nueva vacante, por lo que decepcionado decidió regresar a su pueblo natal.

               Ya en Puenteareas, se encuentra con el apoyo y el reconocimiento de todos sus paisanos, tiene multitud de encargos y en esta nueva etapa tiene una actividad febril, realiza numerosos bustos de personajes de la zona y de sus amigos, imágenes, estauas de desnudo al natural y encargos oficiales del Ayuntamiento, como la placa en mámol y bronce de Reveriano Soutullo.

               A finales de 1946, su amigo el pintor Jaime Alvarez Besada, le informa de que en la Ciudad de Tuy sale a concurso la realización de una obra escultórica monumental dedicada a su ilustre hijo el "Padre Salvado", evangelizador de Australia. Siguiendo el consejo de su amigo se presenta al concurso. En la fase final sólo quedan dos maquetas, una la del ya famoso escultor Francisco Asorey, que precisamente fué el que le propuso para la primera beca, y la del joven maestro. El Jurado decide que la mejor maqueta es la del escultor Quinteiro, pero como la obra era por subscripción popular, con ayuda de la Diputación, que aportaba 5.000 pesetas y con otra aportacón del Obispado, manifestaron su desacuerdo con el Tribunal, por considerar la importancia de la obra y la juventud del adjudicatario. Se nombró un segundo Jurado, compuesto por Autoridades Académicas y del Mundo del Arte provenientes de Madrid. Este segundo Jurado, a la vista de los bocetos presentados, no dudó en adjudicar por unanimidad la obra representada por la maqueta de Alfonso.

               El monumento se compone de una estatua en bronce de dos metros y medio de altura, sobre un pedestal de granito de otros tres metros de altura, representando al Padre Salvado con el brazo levantado, impartiendo la bendición a los habitantes de Australia evangelizados por él, simbolizados por una nativa y su pequeño hijo que mira atento a la Cruz que su madre tiene en la mano, este conjunto escultórico esta realizado en piedra de granito de grandes dimensiones, y esta coronado por dos cisnes en bronce a los lados, que vierten agua a traves de sus picos sobre recipientes en cascada, también tallados en piedra de granito en forma de valva inferior de la vieira. El monumento supera los cinco metros de altura y su elaboración requirió dos años de trabajo, ya que tuvo que modelar cada pieza en barro, vaciarlas en escayola, pasarlas a broce, copiar del yeso a la piedra el conjunto escultórico de la nativa y su pequeño, asi como tallar en piedra el pedestal y los cuatro recipientes en forma de conchas de vieira.

Alfonso pasando a piedra la figura en yeso de la indígena.
                  A la vez que realizaba esta obra monumental, tuvo que atender otros pequeños encargos para poder tener ingresos suficientes para vivir, ya que el monumento era una obra pública y como tal se pagaba a su conclusión, siempre y cuando se hubieran recaudado fondos suficientes. El pequeño negocio que tenía con su sobrina no daba mucho beneficio, pero servía para mantener unos ingresos mínimos que le permitían dedicarse al arte en cuerpo y alma. Realizó retratos, bustos, estatuas de desnudo al natural y numerosas tallas en mármol para monumentos funerarios.

               Terminado el monumento al Padre Salvado, en 1949 Alfonso decide concurrir a la III Exposición de Arte Local en el Centro Artístico Sportivo de Puenteareas, aporta las obras que tenía en su taller y otras que les había hecho a sus amigos y personalidades de la zona. La exposición fué admirada por todos los vecinos y visitantes de Puenteareas, considerándose un éxito por los periódicos locales.

Su boda con Maria del Carmen Alonso Bernardez.
                    El 18 de Septiembre de 1952, a los 28 años de edad, Alfonso se casa con la joven y guapísima Maria del Carmen Alonso Bernardez de 20 años de edad, también nacida y vecina de Puenteareas. La ceremonia nupcial, fue un acontecimiento mencionado en varios periódicos y comentada en todo el pueblo. No había transcurrido un año, cuando el feliz matrimonio celebraba el nacimiento de su primer hijo, en este caso una niña, la pequeña Maria de los Ángeles.

              Alfonso ante la responsabilidad de mantener a su familia y viendo que los ingresos como artista no son suficientes decide montar una nueva empresa, en este caso con su cuñado Francisco Barroso, la denominaron "QUIMBAR". Esta empresa se dedicaba a la fabricación por electrolisis de platos y cuadros de cobre en relive, que después eran sometidos a baños electroliticos de plata y oro, teniendo un acabado ornamental muy llamativo. Alfonso se dedicaba a hacer los moldelados de los bajorelieves, representando Últimas Cenas, Sagrados Corazones, bodegones, en fin todo tipo de representaciones propias de cuadros para decorar el hogar. Una vez modelados en barro los vaciaba en yeso y a partir de ahí daba comienzo el proceso electrolítico. El negocio era rentable, pero a los pocos años decidieron cerrarlo, al comprobar que el altísimo riesgo para la vida que suponía el proceso de elaboración no compensaba los beneficios que daba. Trabajaban con grandes cantidades de cianuro potásico, una sal que pulverizada, basta con que una milésima de gramo te alcance las mucosas, la retina o una herida abierta, para matarte en pocos segundos, así como los vapores que producía al mezclarse con ácidos, que incluso eran más mortíferos. Observaron que cualquier animalito que rondase o sobrevolase por encima de las piletas de los baños electrolíticos moria al poco tiempo.

               En 1954, presenta una maqueta al concurso convocado en Pontevedra, para la elección del monumento dedicado en honor a su ilustre hijo el Doctor Enrique Marescot. El proyecto presentado, supera con mucho las espectativas, es grandioso, pero el Ayuntamiento desiste por falta de presupuesto. Años mas tarde en los jardines que llevan su nombre, le erigiran un busto sobre pilastra. En diciembre de este año, el matrimonio celebra el nacimiento de su segundo hijo, en este caso un varon, que le pondrán el nombre de su padre. Sus espectativas, como en el caso de cualquier otro matrimonio de la época era tener tres hijos, ya tenian la parejita, darian tiempo a que llegara un tercero.

               En 1956, el Ayuntamiento de Puenteareas, le adjudica la construcción de los monumentos a sus ilustrísimos hijos: el político, 10 veces Ministro, Jefe del Gobierno y Presidente del Congreso Gabino Bugallal Araujo "Conde de Bugallal" y  el  músico   Reveriano Soutullo Otero.   Los dos monumentos se componen de busto en mármol blanco, sobre pilastra en piedra labrada de granito, y con apliques y leyenda en bronce. Los dos monumentos fueron colocados simetricamente, a ambos lados de la entrada del Ayuntamiento. Las obras dieron trabajo e ingresos económicos al escultor, lo que le permitieron cerrar la mencionada empresa. A comienzos del verano de ese año, y diecisiete meses despues del segundo, nace el tercer hijo del matrimonio, también varon, el autor de esta página web.

El matrimonio con sus trece hijos.
               Los planes de familia del matrimonio se habían culminado, pero la naturaleza siempre sabia, les premia a los trece meses con un nuevo hijo, en este caso una hembra. Ya tenían dos parejitas, pero como los hijos son una bendición y, según el dicho traen un pan debajo del brazo, la familia la completaron con nueve hijos más. Durante un tiempo no hubo mas monumentos públicos, los ingresos eran escasos y la familia iba creciendo, por lo que de nuevo tiene que recurrir al mundo de la empresa. Junto con su mujer monta una tienda de ropa de confección para caballero y niño. De este negocio vivirá la familia hasta el año 1998 en que el matrimonio, en un acto de desinteresada generosidad decide donar en vida la mayoría de todos sus bienes a sus trece hijos, quedándose únicamente con lo imprescindible para vivir.

               La intención de mi Padre, era poner el negocio en marcha y después dejarlo en manos de mi Madre, pero los hijos fueron llegando, las necesidades económicas cada día eran mayores, por lo que la dedicación a la tienda fué en exclusiva. Tanto, que en un margen de 12 años apenas tuvo tiempo para coger los palillos de modelar o los carboncillos para dibujar. Me acuerdo, que sería el año 1965, cuando yo tenía nueve años, mi profesor en el colegio puso un exámen sobre los monumentos artísticos que lucían en las calles y jardines de Puenteareas, pero de los veinte alumnos que serímos a mi me eximió de hacerlo y dijo a toda la clase que yo ya estaba aprobado sin necesidad de hacer ningún exámen. Yo estaba bastante sorprendido, pués sabía mas o menos a quienes representaban los monumentos, pués pasaba todos los días por delante de ellos para ir a la finca donde teníamos los perros, pero no tenía ni idea de quién los había hecho. El profesor castigaba duramente al que suspendía, por lo que estaba bastante asustado. Sólo uno de los compañeros respondió correctamente a todas las preguntas y curiosamente vivía en el segundo piso de la casa de mis abuelos paternos. El profesor, como siempre, empezó a azotar con la bara a mis compañeros, hasta que hizo leer las respuestas al vecino de mis abuelos y, me quede de piedra, no me podía ni imaginar que mi Padre era el autor de todas esas obras de arte. Por casa había muchas figuras en yeso, pero nunca se las había visto hacer. Así era mi Padre, nunca hablaba de él, ni presumía de nada. Se pasaba todo el día trabajando en el comercio, y los domingos en la finca trabajando en el viñedo. Al llegar a casa le conté lo del exámen y fué cuando me enteré de su verdadera profesión y de lo buen estudiante que había sido. Desde muy niños nos hacía dibujar cualquier cosa que estuviera a la vista, nos enseñaba a encajar el dibujo, a sombrearlo, pero estaba muy claro que unos hermanos habían heredado sus cualidades artísticas, pero otros por mucho que se empeñase en enseñarnos nunca llegaríamos a dibujar bien, quedando demostrado que el artista nace, no se hace.

               Esos años de comienzo del negocio fueron muy duros para mis padres, el trabajo en el comercio le absorvía totalmente.  Sólo  en    algunas  ocasiones  hacía  trabajos  de restauración. Se trataba de alguna estatua de un Cristo, una Virgen o un Santo, e incluso Sagrarios que los Sacerdotes y Frailes le traian en muy mal estado para que los arreglase, mi Padre jamás se negaba, es más, eran los únicos encargos que aceptaba. Poco a poco los domingos, los iba restaurando y cuando terminaba, las estatuas policromadas estaban mejor que de nuevas. Jamás les quiso cobrar nada, como persona profundamente religiosa y practicante, su trabajo lo consideraba como una parte de su Fe.

               Un poco para controlarnos y otro por necesidad, a mi hermano el mayor y a mi nos puso a trabajar en el comercio con apenas once años, mis hermanas trabajaban en las labores del hogar, ayudando a mi Madre y, ella incansable además tenía que bajar todos los días a limpiar el comercio, retocar los escaparates y a arreglar las prendas que necesitaban ser ajustadas a la medida del cliente. Sólo recuerdo una pequeña temporada en que tuvimos contratados dos dependientes, lo normal es que hubiera un dependiente o una dependienta en el comercio, y una empleda del hogar en casa. Al poco tiempo después a mi hermano el mayor, como era un poco rebelde lo enviaron durante dos años a estudiar a Vigo, a un colegio en régimen de internado, con lo cual consiguieron evitar mas travesuras y que yo me quedara ayudando a mi padre en el comercio, al perder el compañero de escapadas y aventuras.

               En un domingo de 1969, vinieron con dos coches a recogernos a toda la familia para llevarnos a La Franqueira, allí nos esperaba el Párroco y el Obispo. Lo recuerdo por que para nosotros, los niños, era todo un acontecimiento, en la casa del Párroco había televisión y estaban poniendo el estreno de "Submarino Amarillo" de los Beatles. El motivo de la visita, es que la Jerarqía Eclesiática pretendía construir allí una Iglesia Catedral en honor de la Virgen de la Franqueira y querían que mi Padre les hiciese los planos, ya que en su época, en Bellas Artes se impartían conocimientos de arquitectura. Cuando no entraban clientes en el comercio y tenía ratos libres, se dedicaba a dibujar. Yo como estaba con él en el comercio le vi hacer el plano de la planta de la catedral, en forma de Cruz, un interior de la nave principal en perspectiva y un detalle de la planta y alzado de una de las cuatro    columnas    principales    que    sostenían   la bóbeda. Desconozco el paradero de esos dibujos.

Su casa a la derecha, en un dia de Corpus al amanecer.
               En 1970, decidió arreglar toda la casa manteniendo la fachada. Excepto los muros exteriores y la parte delantera del comercio, que tenía que mantenerlo intacto para poder seguir despachando, el resto de la casa fué totalmente derrumbada, sustituyó las vigas y suelos de madera por placas y columnas de cemento armado, rehizo toda la casa, dándole una nueva estructura y dotándola de todas las comodidades típicas de la época. Todo el trabajo lo hizo él, ayudado por un pequeño grupo de albañiles, fontaneros, carpinteros, electricistas, el abuelo Ramiro y mi hermano el mayor, mientras mi madre y yo atend&iacuteamos el comercio. Era muy exigente, sobre todo con los albañiles, pero a cambio les enseñó muchos secretos de la construcción, como hacer molduras de yeso, o como levantar paredes perfectamente verticales, echar los llanos en paredes y techos sin endiduras o hacer los suelos perfectamente horizontales. La reparacón de la casa duró casi dos años, por el inconveniente de tener que mantener intacto el comercio, por unos días, mientras no se echaba   la   placa   del primer  piso,   la casa tuvo como único tejado el falso techo de molduras del comercio.

               En todo este tiempo, aparte de los dibujos de la proyectada catedral, las restauraciones de las imágenes de culto, y de algún que otro retrato al carbocillo o saguínea, practicamente no se había dedicado al arte por falta de tiempo. Se reinició en 1973, con el busto de Juan Guerra Campos, de un realismo asombroso, después con el de mi hermano mayor y a continuación con el mio. A nuestros bustos les dió u aspecto helenístico de gran belleza, juventud y a la vez serenidad. En la primavera de 1974 cuando yo ya esta estudiando en Madrid, mi Padre me encarga llevar dos bustos de yeso a la casa de su amigo el escultor y fundidor Eduardo Capa, muy cerca del metro Iglesia, yo apenas me acordaba de él, ya que había estado de visita en nuestra casa, unos cuatro años antes y sólo me acordaba de que tenía mucha barba. Me recibió muy atento junto con su esposa, y me pregunto cuando vería al maestro, yo un tanto confuso, puesto que no sabía que mi padre fuera maestro de escuela, le contesté que vendría en persona a recoger los cuatro bustos que le había enviado cuando estuvieran fundidos en bronce. En dos ocasiones más me encargué de llevarle sendos bustos a su fundición en Arganda.

               Por fin, en febrero de 1976, aprovechando que yo tenía  que  presentarme  a  unos  exámenes  en  Madrid,  y   que estrenábamos coche nuevo, mi Padre me acompaña en el viaje, para recoger los bustos en persona. Capa y su familia nos recibieron con gran alegría y entusiasmo, tanto que nos obligaron a quedar a dormir en su casa ese día. Cuando le vio al llegar, exclamó varias veces ¡maestro!, viéndome tan sorprendido como la primera vez que lo vi en su casa de Madrid, me explicó que le llamaba así por que consideraba a mi Padre Maestro del Arte y me contó, que siendo estudiantes y compañeros en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en la clase de dibujo, cuando el profesor se puso a evaluar los dibujos, al encontrarse con el de mi Padre, se quedó tan impresionado que lo puntuó con un 11, desde entoces los compañeros lo conocían como el "Maestro".

               Este resurgimiento de su actividad artística se debe en parte, a que los hijos ya nos íbamos haciendo mayores y podíamos ayudar en la casa y en el comercio,  pero a pesar  de tener cierta estabilidad económica, no se podía desprender del negocio, ya que tenía trece hijos que mantener y pagarles los estudios. Como no podía dedicar mucho tiempo al arte, se especializó en retratos al carboncillo y en bustos de barro. Para ello no precisaba de ningún taller, aprovechaba cualquier lugar para trabajar, bien en la parte trasera del comercio, bien en el fallado o en la terraza, según fuese la climatología. En esta época hizo numerosos bustos al natural y otros a través de fotografias por no poder posar el homenajeado. En una ocasión, una comitiva gubernamental, encabezada por un alto cargo de la Administración se presentó en nuestra casa para pedirle que realizara un monumento al asesinado Carrero Blanco, mi padre se negó fundamentalmente por que a pesar de que era para un militar, le habian matado por ser un político, y no quería ver su obra destruida, como había pasado con la de su hermano, al cambiar el régimen político. Se fueron muy enfadados y mi Madre también, pues pensaba que perdía una gran oportunidad. Años mas tarde le ofrecieron la realización de un monumento en Iraq, lo rechazo por los mismos motivos, y es curioso que no muchos años después los monumentos fueron uno desplazado y el otro demolido después de la caida de Saddam.

                  En alguna ocasión tuvo que desplazarse para hacer los bustos al natural, como son los casos de Suarez Nuñez, que
se desplazó a Cambados; del Padre Comesaña, que trabajó en Bouzas; de los arquitectos Conde, que trabajo en Orense. No hizo más monumentos, pero alguna de esas obras como la del Párroco de Coruxo, o la del Padre Comesaña, se montaron en pilares de piedra para exhibirse públicamente.

               A partir de 1975 realiza numerosos bustos, unos por compromiso, otros por amistad y alguno por encargo, sólo quiso cobrar estos últimos; lo mismo hizo con los retratos al carboncillo. A pesar de que la edad de jubilación es de 65 años, él siguió trabajando en el comercio hasta el 25 de Junio de 1998, fecha en la que decidieron, él y mi Madre, repartir todos sus bienes entre sus trece hijos. Pero cuando había mucha clientela ambos seguían acudiendo al comercio para ayudar a mi hermano el más pequeño, heredero del negocio.

               Poco a poco iba sintiendo el peso de los años, apenas tenía fuerzas para manejar el barro, conseguía modelar, pero precisaba de ayuda para mover los bustos. Su pasión por el arte y el trabajo era tanta, que empezó a pintar al óleo, cosa que no había hecho desde sus años de estudiante en la Escuela de Bellas Artes. A los 77 años se queda viudo; la muerte de mi Madre fué una insustituible pérdida para él y una desgracia para toda la Familia. Abandona la casa que hasta entonces había sido su hogar y empieza a vivir con diferentes hijos. Ya no vuelve por el comercio y su dedicación al arte es por fin en exclusiva. Pero es demasiado mayor para dedicarse a la escultura, el último busto que modeló, fué el de José Antonio Gallego. A partir de entoces hizo numerosos retratos al óleo, con un detalle y realismo impresionante. A pesar de padecer cataratas y tensión ocular seguía pintando con una precisión inconcebible, basta con observar los retratos de medio cuerpo que le hizo a su amigo, el músico Rogelio Groba, o al farmacéutico José M. Perez Colomer, en que los detalles de las manos son admirables.

Alfonso vaciando un busto con su hija Mª Aurora.
            En sus últimos años de vida, llegan los reconocimientos públicos, primero le otorgan el premio de la "Orden San Miguel 2006", después le hacen un video y una entrevista que se visionan en los periódicos y televisiones locales, y por último lo nombran Pregonero de las Fiestas del Corpus de Ponteareas 2007. Se pueden ver mas detalles de estos acontecimientos,  pulsando el boton   "32"   del apartado "La Prensa" de esta web.

               Fué alternando residencia en los hogares de varios de sus hijos, hasta que termina por acomodarse con mi hermana Maria del Pilar en Orense. Establecido allí, siguió pintando hasta los últimos días de su vida.

               Mi Padre tenía como un sexto sentido para predecir las desgracias, tal vez por su forma de vida tan realista, siempre con los pies en la tierra, la cuestión es que empezó a decir que se iba a morir, nadie le creyo puesto que todos le veían trabajar con la misma ilusión de siempre. Estaba pintando el retrato de mi hermano José Antonio, cuando decide llamarlo por teléfono, para pedirle que viniera a visitarlo, que quiere hablar con él. Mi hermano acude a verle y, se queda estupefacto cuando le oye decir que se va a morir dentro de dos días, a las tres de la tarde y, que tome nota de sus últimas voluntades. Mi hermano así lo hace pero sin darle crédito a lo que le esta diciendo, pues lo veía bien. Esa misma noche mi hermana y mi cuñado lo llevan al hospital, pues empieza a encontrarse mal, las analíticas aprecian una falta alarmante de sodio, lo tratan de la dolencia, permanece ingresado en el hospital y a los dos días parece recuperado. Era la mañana del lunes, veinticinco de Mayo de dos mil nueve y estaba acompañado en la habitación del hospital por mi cuñado Fermin Eireos, que lo ve muy animado e ilusionado hablando del partido de tenis que va a jugar su favorito Rafael Nadal en Roland Garros, en el que arriesga el torneo y el número uno del Mundo. Sobre las dos y media le dice que se vaya a casa a preparar la comida, para que al llegar mi hermana del trabajo, pueda venir antes a verlo. Cerca de las tres y media reciben una llamada del hospital, en la que le notifican que mi Padre había fallecido entorno a las tres de la tarde, D.E.P.

               El funeral y entierro se celebraron al día siguiente en Ponteareas, su pueblo natal, que tanto amaba, ante la presencia de toda su familia, amigos y conocidos. La Misa de Réquiem fué cantada, al igual que la de mi Madre, por su amiga Teresa Nóvoa, a quién él se lo había pedido personalmente, meses antes cuando le había hecho un retrato. El semblante de mi Padre, cuando estaba expuesto de cuerpo presente, era de una serenidad inmensa, transmitía tranquilidad y sosiego, su expresión era de felicidad. Asumió la muerte con la misma actitud con que había asumido la vida, con mucha fe y esperanza, y con la tranquilidad y confianza que dan el deber cumplido.

                                                                                          Su hijo Juan José.
MªAngeles
  Alfonso   
Juan José 
Mª Carmen
  MªPilar  
Mª Rosario
  Ramiro    
MªAurora  
José Antonio
Mª Mercedes
    David      
Miguel Angel
 Cristobal  

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